El 6 de diciembre, Día de San Nicolás, los niños suelen recibir regalos en forma de dulces y pequeños obsequios que aparecen en zapatos y botas que se colocan en las chimeneas o en las puertas de casa. En Alemania San Nicolás tiene un personaje antagónico llamado Knecht Ruprecht, que castiga y azota a los niños que no se han portado bien durante el año. En las escuelas también se recibe a San Nicolás y en las empresas la costumbre es que el empleado más joven se disfrace de San Nicolás para repartir los regalos entre los compañeros.
Los niños alemanes tienen por costumbre escribirle una carta en la que piden sus deseos para Navidad. Cada año llegan 20.000 cartas a un apartado de correos especial en el pueblo de Sankt Nikolaus. Un grupo de voluntarios las responde y les pone un sello muy codiciado por los filatélicos, el de San Nicolás.
El día de San Nicolás no solo es especial en Alemania, sino también en los países escandinavos, así como en Bélgica, Holanda y Turquía, de donde procede este santo, que en el siglo IV fue el obispo de la localidad costera de Mira. Este santo es patrón de un montón de oficios: panaderos, pasteleros, marineros, bomberos, notarios, jueces, carniceros y farmacéuticos, entre otros…
El rito de San Nicolás llegó a Estados Unidos con los emigrantes centroeuropeos y allí ha derivado en el personaje de Papa Noel, que también reparte regalos por las casas, pero la víspera de Navidad. Y también al otro lado del Océano se reemplazó la mitra de obispo por el famoso gorro rojo.